En este segundo artículo de la serie ¿por qué muerden los gatos?, hablaré de la agresividad por juego.

El gato agresivo que tiene como motivación el juego, tiene como blanco personas conocidas, normalmente miembros de la familia.

Tal y como anunciaba en el anterior artículo, hoy hablaré de la agresividad por juego, causas, características y tratamiento.

En primer lugar, lo que debemos saber previo al tratamiento es la causa de la conducta. Para poder diagnosticar la causa del gato agresivo, aparte de las pruebas médicas recomendables, hemos de valorar:

  • Contexto: Principalmente al amanecer y al atardecer. Se puede dar con la persona estática pero el movimiento es un gran motivador de la conducta.
  • Blanco: Personas u otros animales del domicilio. Aunque no se sabe por qué, suele darse más hacia unos miembros de la familia que hacia otros.
  • Postura: Asociada a la caza, pero con un patrón desordenado. La secuencia típica incluye emboscada; andar despacio; agazaparse; trote ligero combinado con tumbarse; carrera corta; saltar y abalanzarse; agarrar con las patas; mordisco y juego con la presa inmóvil. Durante la secuencia, la cabeza y las orejas están dirigidas hacia delante, los bigotes están extendidos y la cola vibra ligeramente. El gato permanece en silencio.
  • Evolución: Aunque suele ser más común cuando el gato es joven, también se puede dar en gatos adultos. La evolución es progresiva ascendente.

Según comentan D. Frank and J. Dehasse [1], el juego no carece de motivación agresiva. Una de las principales diferencias entre juego y realidad, tal como la caza o la lucha es la ausencia de emociones intensas. De este modo, cuando emociones como miedo o agresión se intensifican, no se trata de juego. No obstante, el juego puede se brusco y causar daño, por ejemplo, si el gato carece de autocontrol (no modula sus respuestas), de oportunidades suficientes de realizar ejercicio o ha aprendido a jugar de manera inapropiada (condicionamiento operante). Además, una segunda diferencia entre juego y realidad es que el juego consta de una serie específica de actos que suelen ser repetidos, exagerados, incompletos o reordenados y la secuencia en sí misma puede finalizar antes de lo normal mediante la introducción de actividades irrelevantes. En otras palabras, las pautas motoras son similares a las del adulto pero el contexto la intensidad y la secuencia están alteradas si forman parte del juego.

En cuanto a la prevención y al tratamiento del gato agresivo por juego, debemos proporcionarle suficientes oportunidades para juego regular apropiado. Los miembros de la familia no deberían permitir nunca que su gato se comporte de manera agresiva con ellos y deberán ignorarle cuando no se comporte adecuadamente. Comportamientos asociados a peleas, jugar usando cualquier parte del cuerpo y molestar al gato, deben ser conductas que las personas deben evitar en todo momento.

Del mismo modo, cualquier situación que aumente su nivel de estrés y una falta de enriquecimiento ambiental son factores muy importantes a tener en cuenta. No obstante, para el caso específico del gato agresivo por juego, evitar las situaciones que elicitan el comportamiento y redirigir la conducta hacia juguetes adecuados debería ser suficiente para resolver el problema. Si la familia no sabe cuándo aparece el comportamiento, llevar un diario de momentos y lugares facilitará la estrategia de evitación. En algunos casos el tratamiento puede ser tan simple como hacer que la «víctima» entre por otra puerta o llevando otra ropa (por ejemplo, prendas que «sueltas»). Se puede guardar al gato en otra habitación en los momentos en que haya más prevalencia del comportamiento. De todos modos es importante proveer al gato, en estos casos, de suficientes juguetes adecuados para un juego apropiado.

Los miembros de la familia deben proporcionar una rutina de juegos correcta. Los gatos prefieren varios momentos de juego de corta duración que pocos y prolongados. Juegos entre 1 y 5 minutos, de moderada intensidad, pueden ser una buena opción. Dependiendo del tipo de juego que le guste más al gato, estas sesiones pueden incluir estirar de una cuerda, rodar o perseguir pelotas, golpear un ratoncito de trapo, u otras actividades.

En el momento en que se observe cualquiera de las conductas que muestren el inicio de la secuencia depredadora comentada, se deberá redirigir al tipo juego adecuado. Es muy útil disponer de una gran variedad de juguetes localizados en diferentes puntos. Juguetes interactivos que no requieren la presencia del tutor (propietario) pueden ayudar al gato a aprender a jugar de manera independiente. Hay casas para gatos que incorporan juguetes con cuerdas y otras opciones.

La presencia de otro gato en la familia y el uso de juguetes que evitan el contacto directo con la piel han mostrado una disminución en la probabilidad de mostrar agresividad hacia las personas [2]. Si la familia ha mostrado el deseo de tener otro gato, sería muy buena opción. En este caso debería ser un gato joven y con buenas habilidades sociales hacia otros gatos.

Al mismo tiempo, la medicación no está recomendada en el caso del gato agresivo por juego porque es un comportamiento normal dirigido hacia un blanco inapropiado. En contraste, con los gatos que se vean influidos de un problema de ansiedad o de emociones alteradas sí podrían tomar algunos psicofármacos aunque siempre como coadyuvantes al tratamiento. En otro artículo hablaré de posibles medicaciones a usar pero ya adelanto que es un tema que debe valorar siempre el veterinario.

Por otro lado, en otros artículos hablaré de otros tipos de agresividades.

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Referencias

[1] Frank, D., & Dehasse, J. (2004). Differential diagnosis and management of human-directed aggression in cats. Clinical techniques in small animal practice19(4), 225-232.

[2] Curtis, T. M. (2008). Human-directed aggression in the cat. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice38(5), 1131-1143.

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