Una muy buena manera de entender cómo funcionan las cosas hoy en día, es saber la evolución que han tenido en el tiempo. La figura del educador canino en Valencia (y en España) es relativamente reciente, hace muy poco, a todo aquel que se dedicaba a trabajar el comportamiento de los perros se le llamaba únicamente adiestrador.
¿Cuál es la diferencia entre «adiestramiento» y «educación canina«?
Según la R.A.E.:
Adiestrar: 1) Hacer diestro, enseñar, instruir. 2) Amaestrar, domar a un animal.
Educar: Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
Es decir, adiestrar a un perro significa enseñarle que haga ciertos comportamientos a la orden como sentarse, tumbarse, andar junto a nosotros… En cambio, educar a un perro significa enseñarle a manejarse en el entorno que le ha tocado vivir sin crear conflictos a los demás. Por tanto, si tenemos un perro con una conducta indeseada que queremos modificar (agresividad, hacer sus necesidades en casa, destrozos, ladridos, tirar de la correa y un largo etcétera), es mucho más acertado pensar en que necesita educación que adiestramiento. Hay perros que tienen un adiestramiento fiable (siempre que se les pide algo obedecen) pero no saben comportarse bien en situaciones normales del entorno como por ejemplo, relacionarse con otros perros. En cambio, hay perros que no tienen ningún tipo de adiestramiento pero siempre mantienen la calma y toman decisiones correctas en situaciones cotidianas, sin que se les tenga que ordenar nada.
Durante muchos años y aún, aunque cada vez menos, se ha confundido el adiestramiento como objetivo en los cursos impartidos por adiestradores, cuando debería ser el camino a través del cual obtendremos un perro educado.
Pero, porqué se comete este error? La explicación la tenemos en la historia:
Antes de la 1ª Guerra Mundial, la mayoría de los perros tenían un entrenamiento artesanal. Los conocimientos pasaban de padres a hijos y se utilizaban perros para ayudar en aspectos como alarmas sonoras a intrusos; pastoreo; caza… En la mayoría de estos casos se ajustaban las técnicas de adiestramiento a la capacidad de aprendizaje del perro. Pasar muchas horas con el perro, verlo crecer y ayudarle a estar sano, estrechaba lazos con el dueño, lo que permitía tener un perro adiestrado para la labor deseada y educado para una convivencia natural en su entorno.
Al estallar las guerras mundiales, se necesitó tener muchos perros (y caballos) adiestrados para una labor específica, lo más rápido posible. Se estandarizó y protocolizó un sistema de adiestramiento fijo que pudiera ser seguido por muchas personas. Esto hizo que muchos perros se quedaran por el camino, perros con mucha capacidad para realizar estas y muchas otras funciones pero que por su sensibilidad y estado emocional en el momento del adiestramiento, no pudieron aprender adecuadamente. El adiestramiento clásico o tradicional es justo este tipo de adiestramiento. Conseguir que el perro realice una serie de comportamientos determinados sin importarnos si eso le ayudará a gestionar correctamente las situaciones cotidianas con las que se encuentre en su entorno habitual.
Muchas veces he oído a propietarios que han llevado a su perro a que se lo adiestren y un mes después han vuelto a recogerlo obteniendo como respuesta del adiestrador «Este perro no se puede adiestrar». Sería más correcto decir: «Este perro no se puede adiestrar con las técnicas de adiestramiento del siglo pasado, que son las que yo uso». Hay un tipo de adiestramiento que, afortunadamente, está haciéndose cada vez más popular, es el adiestramiento en positivo, el cual tiene variantes como el adiestramiento con clicker. En este tipo de adiestramiento es igualmente importante que el perro realice bien un comportamiento determinado como que lo haga divirtiéndose.
Teniendo esto en cuenta, ya podemos responder a la pregunta que nos hacen tantas veces «¿A qué edad puedo empezar a adiestrar a un perro?«. Si realmente estamos pensando en adiestramiento, hay que esperar a que las estructuras neuronales que gestionan el autocontrol estén algo maduras, pudiendo empezar a partir de los 5 meses, pero teniendo mucho cuidado del nivel de exigencia porque su capacidad es aún incipiente. Los perros adquieren su capacidad óptima de trabajo no antes de los 13 meses de edad. Pero si lo que realmente estamos buscando es educación canina, debemos empezar desde el primer día. Al igual que si tengo un bebé humano de unos meses de edad ya necesitamos saber cuánto ha de dormir, cuándo ha de comer, cuánto puedo esperar de su capacidad y ajustar así las exigencias… Necesitamos saber, en el caso de un perro, la misma información, siendo, por ejemplo, completamente contraproducente en todos los casos, decirle NO! a un cachorro o teniendo en cuenta que la preferencia de sustrato a la hora de hacer sus necesidades, se adquiere antes de los 3 meses de edad. Atendimos a un cliente 2 meses antes de que adquiriera el cachorro y así pudimos decirle cómo actuar los primeros días para una correcta adaptación al nuevo entorno, y en general qué necesidades iba a tener que cubrir antes de poder salir a pasear y cuál era la mejor manera de hacerlo. Actualmente es un perro maduro y feliz.
Afortunadamente, la figura del adiestrador tradicional se va perdiendo paulatinamente y cada vez hay más educadores que se preocupan por el estado emocional del perro.
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