Uno de los peores momentos en la vida de algunos perros urbanos ocurre cuando los seres humanos estamos de celebración: Nochevieja, victoria futbolística en algunas competiciones, bodas y bautizos… Pero nada que ver con la sensación de haber llegado el fin del mundo que deben sufrir los perros cuando llega el mes de marzo en la provincia de Valencia. Pueden pasar días enteros escondidos, temblando, sin querer salir a la calle y sin comer.
Por desgracia, el miedo a los petardos en perros está considerado como uno de los más difíciles de controlar, debido a que no hay previsibilidad y a que suelen sonar muy seguidos (no hay suficiente período de descanso entre eventos para que se pueda producir el aprendizaje).
Tras el primer petardo, el perro se altera y aumenta su concentración de adrenalina en el torrente sangíneo (también aumentan los niveles de dopamina, noradrenalina, cortisol y otrás hormonas que preparan para la acción). Es decir, el nivel de estrés del animal se eleva y antes de que haya pasado suficiente tiempo para que disminuya y se calme, se oye el segundo petardo. Esto hace que reaccione mucho más al segundo petardo que al primero porque el organismo ya estaba activado; así sucesivamente, con lo que el estado de hiperexcitación va aumentando.
Pero como en todos los casos de perros que tienen miedos, con un tratamiento adecuado, se puede aumentar la tolerancia ante estos estímulos desagradables de modo que cualquier perro tenga un estado de bienestar aceptable incluso en estas fechas.
Bueno, entonces ¿Cómo puede superar un perro el miedo a petardos? No sería fiel a la realidad si centrara todo el trabajo sobre el perro. Es esencial una actitud adecuada del dueño ante el miedo del perro.
Por eso en EUREKAN! hacemos coaching canino, para que el propietario y la familia tengan los conocimientos necesarios para poder ayudar a su perro a gestionar satisfactoriamente las diferentes situaciones con las que se encontrará. Como base de las pautas que damos en estos casos recalcaremos que SIEMPRE se debe mantener la calma, ya que los propietarios son el referente de seguridad del perro. Si el propietario se pone nervioso, él pensará que realmente hay motivos para alarmarse. Si quiere estar junto a nosotros, podemos permitírselo y dejar que haya contacto físico. Según como marca el artículo científico «Dog’s Social Referencing toward Owners and Strangers«, también es recomendable tener una actitud positiva, más que ignorarle completamente.
Si por el contrario nuestro perro prefiere esconderse, le dejaremos tranquilo y no trataremos de sacarlo de su escondite. Es más, es recomendable construirle un “lugar seguro”, acondicionándole el escondite que él elija. Lo ideal es construir ese entorno de seguridad unas semanas antes del evento estresante, para darle tiempo a asociarlo con algo positivo. Podremos también, poner una manta cubriendo el lugar donde se esconda (mesa, cama, transportín o similar) para aislarle más del sonido exterior, así como cerrar ventanas y persianas de la habitación donde esté. La oscuridad les ayuda a estar más calmados. También podemos encender la televisión o la radio para amortiguar el ruido de los petardos.
Esconderse en un lugar oscuro y pequeño cuando hay un peligro cuya causa es difícil de detectar (petardos), está dentro de la naturaleza del perro, si no le dejamos que lo haga, no sólo aumentaremos su inseguridad, además, empobrecerá el vínculo y confiará menos en nosotros. Esto último podría traer como consecuencia que si lo tenemos suelto en un parque y suenan petardos, en vez de venir a nosotros a buscar ayuda, decida correr alejándose, con el peligro que eso puede suponer, para él (o ella) y para otras personas (riesgo de provocar un accidente de tráfico).
Durante los días de Fallas, si el perro puede hacer sus necesidades en casa, no le obligaremos a salir a la calle. Si por el contrario, como es lo más habitual, tenemos que sacarlo, intentaremos elegir horas y lugares lo más tranquilos posible y daremos paseos muy cortos.
De una forma más activa, podemos trabajar el contracondicionamiento.
También nos podemos ayudar de algún producto, nutracéutico (con triptófano o alfacasocepina) o psicofármaco. Para elegir un psicofármaco debemos consultar siempre con un etólogo y dependiendo de si lo que buscamos es un efecto paliativo puntual o un efecto curativo, debemos elegir un fármaco u otro. Si lo que buscamos es un efecto puntual (de uno o pocos días), una benzodiacepina sería el fármaco de elección. Si lo que deseamos, y desde Eurekan esperamos, es ayudar al perro a dejar de tener miedo a petardos, el fármaco de elección suele ser un antidepresivo. Aprovecho la ocasión para avisar que NUNCA se debe usar acepromacina (Calmivet como nombre comercial), para los miedos o ansiedad, porque relajan la musculatura pero mantienen al animal completamente consciente de lo que ocurre, aumentando así su miedo debido a la sensación de falta de control que produce no poder moverse. También es importante advertir que las benzodiacepinas no se deberían usar para eventos que duren varios días (como las Fallas en Valencia) porque producen tolerancia y dependencia muy rápidamente.
Tanto los nutracéuticos con triptófano como los antidepresivos han de empezar a darse como mínimo un mes antes del evento estresante (es decir, comenzaríamos a principios de febrero) y deben ir siempre acompañados de unas pautas de modificación de conducta adecuadas.
PARA SABER CÓMO TRATAR EL MIEDO A PETARDOS Y A OTROS ESTÍMULOS, EN CUALQUIER SITUACIÓN, VEN A NUESTROS CURSOS Y TALLERES