Socializar. La clave para tener un perro maduro.
La exploración, la libertad y el aprendizaje hacen que casi cualquier experiencia, sobre todo cuando somos pequeños, sea nueva y divertida. Experiencias que, por cierto, condicionan nuestro comportamiento durante la vida adulta. Lo mismo pasa con los perros. Según dicen Held y Špinka, el juego entre perros proporciona beneficios psicológicos inmediatos y mejoras en la salud a largo plazo (por el ejercicio que se realiza). Además, mejora el bienestar del animal presente y futuro.
Asimismo, indican, con toda la razón, que el juego es contagioso y que transmite el bienestar entre los miembros del grupo, aunque sean de diferentes especies.
El juego entre perros ayuda al animal a recibir información de su entorno, de los miembros del grupo, y de sí mismo.
No obstante, el juego social puede aumentar su intensidad hasta provocar conflictos reales. Por ello es importante que el perro aprenda a relacionarse correctamente con otros seres que viven en su entorno, y a habituarse a los estímulos ambientales que puede recibir en el día a día, como ruido de coches, interacciones o incluso olores fuertes. A este proceso de aprendizaje le llamamos socializar o socialización. En nuestra escuela canina realizamos regularmente jornadas de socialización para ayudar a los perros a mejorar sus habilidades sociales.
La socialización es importante, sobre todo para los cachorros. Durante su periodo de impronta , es decir, el tiempo en el que es especialmente alta la capacidad de habituación a situaciones nuevas, cualquier aspecto de la conducta se ve influido especialmente por la acción de determinados factores de naturaleza externa e interna.
Si durante esta etapa se comete algún error, puede llegar a ser grave, influyendo mucho en la probabilidad de que aparezca agresividad, hiperactividad, fobias, e incluso problemas salud física como trastornos digestivos o patologías dérmicas.
Pero si se trabaja de manera correcta, el perro aprenderá a qué especie pertenece, cuáles son las especies amigas, cómo comunicarse, cómo organizar y regular su comportamiento, a integrarse en un grupo social y a volverse autónomo.
Es importante remarcar que la socialización, aunque de cachorro es muy importante, realmente dura toda la vida. Es una necesidad básica de un animal social, relacionarse con otros miembros de su misma especie. Desgraciadamente, hay perros adultos que no han sido socializados cuando eran jóvenes y por ello, pueden presentar problemas como miedo, estrés o agresividad, ya que para ellos son situaciones desconocidas en las que se sienten inseguros.
¿Cómo podemos facilitar que nuestro perro tenga una correcta socialización?
Una buena manera de que nuestro perro aprenda a habituarse a situaciones nuevas de forma correcta es, por ejemplo, llevarle de manera progresiva a lugares con diferentes estímulos, con calma, dándole tiempo para procesar la información y permitiendo, posteriormente, un descanso adecuado que facilite el aprendizaje. También podemos recibir visitas en casa, o incluso ayudarle a conocer a otros animales. Pero… ¡cuidado! No hay que presentarle demasiados estímulos al mismo tiempo o se estresará.
Es importante que las experiencias a las que expongamos al animal sean positivas. Si se muestra agobiado, es mejor darle cierto espacio y libertad, para que, sin obligarle, sea él quien tome la decisión de acercarse al estímulo que le estamos presentando.
Con todo, la paciencia es la clave para ayudar a un perro a que tenga una correcta socialización y a que viva feliz y tranquilo.
Si quieres que desde Eurekan! ayudemos a tu mascota en algo tan imprescindible como es la socialización, contacta con nosotros. Tenemos un Club de Socialización y además impartimos charlas y seminarios sobre el tema… ¡y muchas actividades más! ¡Únete al #EfectoEurekan!
Bibliografía:
[1] Held, S. D., & Špinka, M. (2011). Animal play and animal welfare. Animal Behaviour, 81(5), 891-899.